domingo, 3 de mayo de 2009

Buscando el Contagio (Parte III)

REPORTE DEL FIN DE SEMANA: La Ciudad ha muerto, viva Coyoacán.

Señor restaurantero: si usted se está yendo a la quiebra, deje de frotarse las manos con angustia y póngase a practicar malabares con las cebollas que se le están echando a perder. Parta ese tomate y póngaselo de nariz. VUÉLVASE PAYASO. Esta noche, en el Jardín Hidalgo de Coyoacán, alrededor de las 19:45 horas, con estos ojos presencié algo inaudito: dos multitudes de cerca de 80 personas cada una, rodeaban y aplaudían a sendos payasos, reíanse a carcajadas, e intercambiaban partículas salivales como se intercambian hongos de pies en el balneario de Tepetongo.
De veras, señor restaurantero, no subestime las bondades del oficio bufonesco. Y si no goza usted de mucho equilibrio con zapatos grandes ni dotes histriónicas, siempre puede aprender a tocar un instrumento. También los músicos tenían su cuorum esta noche. Y si de plano no tiene ningún talento, cómprese unas cuantas pulseras, aprenda a perforar orejas, o ponga a cocer unos cuantos elotes. Los puesteros del barrio tampoco se veían con poco trabajo esta jornada. Ni qué decir del Jarocho, con una fila que llegaba hasta mitad de la cuadra. ¿Quién necesita sillas para tomarse un café? Basta con una jardinera o el cofre de un coche.

En todo este escenario despreocupado y jovial podríase calcular, a ojo de buen cubero, un uso del tapabocas de aproximadamente el 3%. (Puesto en la boca, no de bufanda). Una imagen verdaderamente dantesca, digna de escandalizar a la OMS y a unos cuantos chinos, peruanos, cubanos, colombianos y argentinos que no están volando para acá. (Por favor, nadie les diga nada. Nomás falta que también nos clausuren las banquetas).

Nota: De todo lo citado hay testimonio fotográfico. Apenas discurra cómo pasar las fotos de mi celular a la computadora…

Volviendo al insólito fenómeno “bareback” en mi barrio, transcribo a Carlos Monsiváis:

“Lo pidió el Presidente: las familias deben aprovechar la oportunidad única, podrán verse frente a frente y no aglomeradas frente a la tv, enviada por el demonio para impedir la convivialidad. Tiene razón, es hora de discutir los problemas de la vida, una familia es un conjunto de normas, preceptos, sesiones fotográficas, reuniones en torno a bodas y nacimientos, viajes al hospital en ocasiones infaustas… Es todo eso pero no ha sido el ámbito de reflexión como de ejercicios de Semana Santa. Si no aprovechamos la terrible oportunidad de la epidemia, quién sabe cuánto tiempo tardará para que las familias se enfrenten con su destino.”

Señor presidente, por lo visto la gente no tiene muchas ganas de quedarse en su casa enfrentando su destino. Lo que sí van a comenzar enfrentar son brotes de toxicomanía juvenil (el ocio es el mejor amigo del vicio), reincidencias de alcohólicos (¡hasta la Batiseñal de AA se apagó por primera vez en la historia!), ataques de pánico, matricidios, y delincuencia alternativa con cuchillos de mantequilla y suicidios por asfixia con delantal. (Perdón, es que echo de menos el fatalismo).

Y ya sin fatalismos, muy en serio, señores del resto del mundo, paren ustedes de apartar, de devolver, de monitorear y de joder. Tienen a un país entero paralizado nomás para que no se les peguen los mocos.

Seguiremos reportando.

2 comentarios:

Papá. dijo...

Hija querida:
Tengo en la computadora reportes muy serios de nuestra "flu" (reporte de la revista Science de este mes, comunicación personal de un amigo y compañero; miembro del comité consultivo para el control de enfermedades infecciosas con sede en Atlanta) y yo les echo el "buscando el contagio" de Coyoacan Jane como lo mejor que se ha escrito sobre el asunto.
Felicidades mi amor.
Papá.

Papá. dijo...

Anaí linda:
Como es lunes busqué tu blog dominguero. Por eso estoy aquí.
Me da mucho gusto cuando te llenan de comentarios y me enoja cuando veo pocos. Yo he recomendado tu blog y un amigo me hizo notar que es tan bueno que había que popularizarlo a su vez con otro; escrito por mi, dedicado a publicitarte y que se llamara; "contagiando la búsqueda".
Me tienes que enseñar.
Ya sabes cuantísimo te quiero.
Papá.